Análisis del capítulo 1×07 de House of the Dragon.

Una semana más, después del visionado del séptimo capítulo de House of the Dragon, que podéis valorar aquí, llega el momento de reflexionar sobre lo que hemos visto. De la mano de los Escribas Leales que se ofrecieron voluntarios para llevar a cabo esta tarea, hoy continuamos esta sección con un habitual de la Compañía que nos lleva acompañando desde los inicios, @Federico Karstark. No es la primera vez que se aventura en esta misión, ya que hizo de escriba para el tercer capítulo de la séptima temporada de Juego de Tronos, La Justicia de la Reina, y cuando no está embarcado en alguna tarea, se pasa el tiempo mirando a las llamas y regalándonos numerosas Consultas en los Fuegos. Su valía está demostrada, sin embargo hoy se enfrenta a un fuego distinto, el fuegodragón.


House of the Dragon

1×07: Marcaderiva 

— Federico Karstark —


Comenzamos el capítulo con el funeral de Laena. Vaemond Velaryon da las últimas palabras frente al cuerpo, antes de que éste sea arrojado al mar. Si de por sí los ánimos están un poco caldeados y se palpita una tensa calma entre todos los presentes, Vaemond decide echarle más leña al fuego hablando de cómo la sangre Velaryon es fuerte y no debe ser diluida. Una clara referencia a la bastardía de los hijos de Rhaenyra. Este muchacho no sabe leer al público y cuándo es mejor no hablar de más.

Pero no todo es un juego político, la pérdida de Laena es muy dolorosa para toda su familia, Laenor y sus hijas son los más afectados visiblemente. En este mundo creado por George R. R. Martin, en el que la muerte es el pan de cada día, es interesante explorar cómo cada persona maneja su duelo, pues va moldeando su personalidad y sus motivaciones. Sobre todo en los niños Velaryon, las gemelas han perdido a su madre y los hijos de Rhaenyra, en un periodo corto de tiempo, a dos figuras paternas, a Harwin y en este capítulo a Laenor.

Ahora más que nunca tienes que ser Fuerte.

Jace le reclama a Rhaenyra que estén en el funeral de su tía y no el de Harwin Strong, no parece estar consciente todavía de lo que implicaría el decir ciertas cosas en público, cómo su familia está balanceándose en la cuerda floja y cualquier descuido puede ser su ruina.

Nos enteramos de que Aegon y Helaena están comprometidos. Esto no parece ilusionar mucho a Aegon, que la considera un bicho raro, y Aemond trata de explicarle lo crucial de dicho matrimonio para su familia, pero Aegon decide que tiene cosas más importantes que hacer por el momento, como ponerse borracho. Y hablando de Helaena, por favor que un maestre esté en todo momento a su lado para que vaya escribiendo todo lo que dice. Desde la vieja Tata que no teníamos un personaje que nos fuera soltando tanta información para analizar con sus diálogos.

—Mírala, no tenemos nada en común. —Pues yo le daba.

Viserys trata de reconciliarse una vez más con Daemon y pedirle que éste regrese a Desembarco, lo quiere tener a su lado. Aunque son pocos los años que se llevan entre sí los hermanos, vemos a un rey muy cansado y demacrado, que hasta parece que se le está yendo la mente, pues llama Aemma a Alicent. Pobre Viserys, él solo quiere jugar con sus modelos a escala y que todos se lleven bien y lo dejen tranquilo.

Durante toda la temporada hemos visto a Corlys resentido por el trono que perdió su esposa. Nos damos cuenta de que Rhaenys ya dejo atrás esto, pero Corlys sigue empeñado en que sea resarcida esta afrenta. Lo que hace no es por el amor que le tiene a Rhaenys, si no porque le negaron el poder y reconocimiento que él cree que se merece. Vemos hasta qué punto está dispuesto a llegar para mantener su legado en una de las mejores frases de la serie hasta el momento: «La historia no recuerda la sangre, recuerda los nombres».

Tenías razón, esposo, la chimenea da un toque muy acogedor.

Rhaenyra y Daemon se reúnen a la luz de la luna para platicar de relaciones pasadas y amores que nunca fueron. Rhaenyra le reclama que la haya dejado sola y le dice que ya no es niña. Daemon acepta que fue feliz, pero que no amaba a Laena. Por extraño y retorcido que parezca el escenario, estos dos amantes por fin se terminan uniendo después de todos estos años.

Mientras tanto, un decidido Aemond decide enfrentarse a la bestia más grande de todo Poniente. Vemos la monumentalidad de Vhagar, un dragón que ayudó a formar el reino de los Targaryen cuando arribaron al continente. Qué más se puede decir de esta escena, Aemond reclama su montura y su primer vuelo es espectacular. Al aterrizar es confrontado por Luke, Jace y las gemelas, un breve intercambio de palabras seguido de simple y cruda violencia. Aemond termina pagando el precio de sangre por su dragón, su ojo, un precio justo, como él dice más adelante.

Aterriza como puedas.

Y he aquí que tenemos reunida a toda la familia real para representar esta tragedia griega. Viserys trata de imponer el orden en su familia, Rhaenyra reclama que ofendieron a sus hijos al llamarlos bastardos y que esto es un acto de traición (que manera de ofenderse por algo que es verdad). Alicent defendiendo a sus hijos soltando dardos en todas direcciones, al mencionar de pasada la homosexualidad de Laenor.

Nadie organiza bodas y funerales como los Targaryen y los Velaryon.

Aemond, como buen hermano al sentir la presión de un buen regaño que viene en camino, delata a Aegon y éste, al sentirse acorralado, dice lo que todo el mundo sabe y solo se atreven a decir en voz baja. Viserys busca la unidad de la familia, pero ya no solo con buenas intenciones y palabras conciliadoras, como pocas veces en su reinado, exige que lo obedezcan y que dejen esto detrás.

Pero ya es muy tarde para que se pueda imponer sobre su familia, Alicent pide ojo por ojo y le ordena a Crispin que le quite uno a Lucerys. Ser Criston, aunque es leal a la reina, recuerda muy bien quién es el que le paga su sueldo y, cuando el rey le ordena que no lo haga, se contiene. Alicent decide actuar por cuenta propia y enfrenta a Rhaenyra, por fin explota y saca toda la frustración que tiene contra su antigua amiga. Todo termina con una herida profunda que tardará en sanar, tanto en el brazo de Rhaenyra, como en todo el reino.

¡Que no estoy loca, mi madre me hizo pruebas!

Otto parece estar muy orgulloso de Alicent, tiene una hija combativa y más decidida que pensó que no existía. Le promete que con el tiempo juntos vencerán. Alicent por fin deja que se acerque a ella el nuevo Lord Strong, ya no tiene dudas sobre usarlo para su causa, éste ofrece equilibrar la balanza y darle el ojo que tanto quería la reina y ésta le dice que todavía no ha llegado el momento, pero que más adelante se valdrá de sus servicios.

Ya para terminar, vemos a Daemon y Rhaenyra platicando, ésta le propone que se unan, que los dos son fuego y están destinados a arder juntos. Daemon le recuerda que está casada y está el pequeño detalle de Laenor, que éste le acaba de prometer que será un mejor padre y esposo para su familia y parece que Rhaenyra está dispuesta a sacrificarlo. Nada pone más contento a Daemon que usar su capucha para hacer cosas malvadas y se acerca al amante de Laenor para planear su «muerte». Laenor puede escapar de todo este embrollo hacia una vida feliz y deja atrás un cuerpo que proporcionó Daemon.

«—Nosotros sabremos la verdad, pero nuestros enemigos no.
—Temerán que podamos hacerles algo aún peor.»

Esperemos que el remo se le dé mejor que a Gendry.

La última escena es su boda. Nunca habíamos visto una boda al estilo valyrio y visualmente es hermoso. La vestimenta, el escenario de Rocadragón de fondo y los dos uniendo su sangre en el ritual. Fuego y sangre están presentes. Veremos cómo le va a esta nueva familia.

Cuando tus sobrinos/primos se convierten en tus medio hermanos/sobrinos/primos.